domingo, 7 de noviembre de 2010

¡Reza por nosotros, pecadores!

La visita de Benedicto XVI a España estos días me ha producido urticaria.
El simple hecho de pensar que ese hombre es capaz de influir en casi mil millones de personas en el mundo es que me pone enferma.
Mi postura anticlerical viene de lejos, pero lo que me ha llevado a "odiar" a este personaje -que tiene por nombre una especie de marca de coche barato aleman- no es ya solo que sea el comandante en jefe de la Iglesia (con todo lo que ello conlleva) sino sus "grandísimos discursos". ¡Si es que tenía que haberse metido en política oye! ¡Qué oratoria!
Venir a España a criticar nuestra política sobre el matrimonio homosexual, nuestro estado aconfesional o nuestra ley del aborto es de todo menos políticamente correcto Sr. Ratzinger.
Alentar a nuestro gobierno para que incentive el "matrimonio natural" sobraba de su discurso, y más, cuando en España casi el 50% de los matrimonios acaban divorciándose antes de cumplir el 3º aniversario.
Usted a mi no me engaña, usted a venido a España a demonizarnos a todos los españoles -exceptuando al grandísimo Gaudí, porque os dedicó un templo, claro-. Si incluso antes de aterrizar ya aparecían noticias en prensa sobre los comentarios que salían de su gran bocaza diciendo que los españoles profesamos un "laicismo agresivo" como en la España de la preguerra.  Pues precisamente lo que provoca mi agresividad son este tipo de comentarios por su parte, no mi laicismo.
Esto me recuerda a aquella vez, la primera en la que yo me dije: ¿pero quién demonios se cree qué es este hombre? Cuando en el año 2009 decidió vistar Camerún, uno de los países del mundo con mayor número de enfermos de SIDA situado en un continente donde al día mueren cerca de 6000 personas relacionadas con este problema, y va y se le ocurre pedir que no usen condón, que se "abstengan". Además, ¿no es un poco contradictorio por su parte pedir la abstención del uso del profilactico dado que el Banco del Vaticano es uno de los principales inversores de la firma de laboratorios que fabrica los preservativos Durex? Se está echando usted tierra sobre su propio tejado.
Si la gente quiere follar, follará, Sr. Ratzinger, con SIDA o sin el, en África o en 'El clero', el condón no es el problema.

Repetid conmigo:
Soy cristianofóbica/o. Sí, lo reconozco, es algo que no puedo evitar.
No me gusta la Iglesia, ni sus dogmas, ni sus imposiciones, ni su manera de construir su Santa Religión a base de ostigar, robar y matar indiscriminadamente a todo aquel que osara ir en contra de sus ideales. O la manera en la que tratan de escurrir el bulto ante las acusaciones de abusos sexuales a menores a manos de el clero. Más aprenda a medir las palabras Mr. Nazinger.
AMÉN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario