La libertad de expresión constituye uno de los derechos fundamentales en una sociedad amparada por un estado de derecho constituido en democracia.
¡Qué bonito sería el mundo si todos participáramos con nuestras opiniones!
Pero del dicho al hecho hay un trecho y dicho trecho sigue privando a miles de personas en todo el mundo de expresar sus opiniones por temor a la censura, en el "mejor" de los casos.
Es un tema controvertído el de la libertad de expresión pues hoy día seguimos viendo como en países democráticos desarrollados todavía existen casos de censura tanto por parte de gobierno como por parte de medios de comunicación que ceden a las presiones mediáticas (en la mayoría de los casos) procedentes de instituciones y ciertos colectivos.
Esto me lleva al siguiente planteamiento:
¿Dónde empieza la libertad de expresión y hasta dónde puede llegar? ¿Es lícito poder decir lo que piensas en todo momento? o por el contrario ¿debemos atenernos a unas normas establecidas para no "ofender" a nadie? Y con "ofender" no me refiero a insultar.
La respuesta que me viene a la cabeza es simple:
La libertad de expresión empieza con el criterío y termina antes de llegar al abuso.
El año pasado con motivo de la "3ª Fiesta por la Libertad de expresión" celebrada en la Escuela de Artes de Almería, se organizó un concurso de arte sobre este tema en 3 categorías, Obra gráfica, Fotografía y Video.
Yo realicé una serie fotográfica para dicho concurso y me gustaría compartirla con vosotros pues en ellas puse mi alma.
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